LA FORMACION DEL CUERPO DE CRISTO

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Texto bíblico tomado de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional, © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional

Traducción de Carmen Alvarez


De hecho, aunque el cuerpo es uno solo, tiene muchos miembros, y todos los miembros, no obstante ser muchos, forman un solo cuerpo. Así sucede con Cristo. (1 Corintios 12:12-NVI)

Una de las revelaciones más poderosas dadas al Apóstol Pablo es que Cristo, el Mesías, está creando un Cuerpo del cual Él es la Cabeza. Quizá noten que ninguno de los otros escritores habló sobre el Cuerpo de Cristo.

Permítanos tener cuidado en explicar que no estamos pensando en un Cristo de muchos miembros del cual Jesús es una parte. Este concepto ha surgido conforme maestros bien intencionados han considerado la idea del Cuerpo de Cristo.

No, el Señor Jesús tiene una posición única desde la eternidad. Él es Señor y Cristo en el sentido más sublime. Solamente Él es Señor y nuestro Redentor, la sangre expiatoria, el Cordero de Dios. Nosotros no somos ninguno de estos.

Habiendo hecho esto claro podemos proceder con el impacto completo del término Cuerpo de Cristo.

Ponemos Cuerpo con mayúscula, no por algún espíritu falso de auto-exaltación, pero porque el Cuerpo de Cristo es precisamente eso –el mismísimo Cuerpo del Hijo Divino de Dios.

Por favor tenga en cuenta que Cristo no es el apellido de Jesús. Jesús es Jesús hijo de José, o Jesús de Nazaret.

El término Cristo significa El que Dios ha ungido con aceite para servir como Profeta, Sacerdote, Rey, y Ofrenda por nuestros pecados.

“El Espíritu del Señor está sobre Mí porque el Señor Me ha ungido”. Este es el significado de Cristo.

El Señor Jesús es El que Dios ha ungido para lograr nuestra redención. Cuando hablamos del Cuerpo de Cristo nos referimos a una parte integral, eternamente inseparable del ungido, de Cristo. Nosotros somos el Cuerpo de Cristo, la plenitud de Él quien llena de todo en todos.

Por tanto tiempo hemos pensado en la palabra “iglesia” como un edificio al que asistimos, un grupo del cual somos un miembro, que se ocupa de actividades específicas usando un vocabulario especializado. Permíteme invitarte a considerar la iglesia como el Cuerpo del Ungido, una organización con la mayoría en el Cielo con Dios y una parte más pequeña en la tierra.

La Iglesia, porque es una parte de Cristo Jesús, servirá por toda la eternidad en el papel de profeta, sacerdote, y rey. La Iglesia es infinitamente más que una colección de grupos sociales. La Iglesia es parte del Siervo del Señor, el Libertador Ungido quien va a regresar.

Pensemos en el cuerpo humano. Tiene muchas partes, algunas visibles, la mayoría invisibles. Sin embargo, el cuerpo es un entero.

Si alguna parte pequeña del cuerpo, quizá invisible, no funcionara apropiadamente todo el cuerpo es afectado. Vamos al doctor para averiguar lo que está mal.

No hay nada que esté mal visiblemente, sin embargo algo está terriblemente mal.

Entonces comprendemos que el cuerpo es una unidad y un defecto en una pequeña parte puede causar debilidad, enfermedad o muerte a todo el cuerpo.

Así mismo con Cristo.


Pues así como cada uno de nosotros tiene un solo cuerpo con muchos miembros, y no todos estos miembros desempeñan la misma función, también nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a todos los demás. (Romanos 12:4,5-NVI)

El Siervo del Señor quien ha de regresar, el Ungido de Dios, Su Cristo, consiste de una Cabeza exaltada y también de un Cuerpo. Mientras que el Cuerpo no está ni cerca de ser

tan exaltado como la Cabeza, es de suma importancia que entendamos que el Cuerpo ya no es un grupo de animales que viven por la naturaleza pecaminosa, más ha sido elevado en gloria para que pueda hacer el trabajo de Dios.

Así como el cuerpo humano es uno solo, también así con Cristo. Esto es lo que el Apóstol Pablo ha declarado.

Es el amor de Cristo que ha escogido hacerse dependiente a nosotros en esta forma.

La fruta nace de las ramas, no del tallo. Dios me mostró a través de una revelación cuando estaba en Islandia que estos gestos de Dios, tales como el darnos el cuerpo y la sangre de Cristo, y el hacer a Cristo dependiente de nosotros, son actos del amor Divino insondable, no alguna cosa doctrinal de la cual debamos de emocionarnos y creernos tanto que no seamos reconocibles.

Cuando Dios me habló de esa manera en Islandia, cada transistor de mi personalidad se quemó. Cambió por completo la forma en que veía lo que Dios estaba haciendo.

Somos el Cuerpo de Cristo con todo lo que la expresión implica. ¡No nos tambaleemos ante la promesa de Dios, más seamos fuertes en fe, sabiendo plenamente que Dios ejecutará aquello que ha dicho!

Nosotros crecemos gracias a lo que cada parte suple. Por “nosotros” quiero decir el Cuerpo entero que se encuentra tanto en el Cielo como en la tierra. Todo el cuerpo es afectado por las acciones de una célula. Uno de los conceptos más perjudiciales de nuestra iglesia es el concerniente al clérigo y laico. A los ojos de Dios no hay clérigos, sólo el sacerdocio real, sólo el Cuerpo de Cristo.

No estoy haciendo lo que algunos (a quienes no critico), de sacar el púlpito y los bancos y sentarnos en un círculo para que todos seamos iguales. Tampoco esperamos a que el “Espíritu hable”. Conducimos nuestros asuntos de la iglesia de la manera de siempre pero nos esforzamos por alentar los ministerios y dones de todos los miembros del Cuerpo. Cuando decimos los miembros del Cuerpo queremos decir del Cuerpo universal al igual que del Cuerpo local. Los dones y los ministerios no son dados a la asamblea local sino al Cuerpo entero. Si te ha sido dado el don de la profecía éste no es sólo para tu asamblea local sino para todo el Cuerpo de Cristo.

Un creyente quizá sea guiado a hacerse cargo de una asamblea local. Pero si es llamado a ser un pastor, o maestro, o evangelista, o a hacer milagros, o a curar a los enfermos, su ministerio o sus dones servirán para todos los miembros del Cuerpo de Cristo. ¿Verdad?

Ahora bien, cuando pensamos que algunos creyentes son clérigos y algunos laicos obstaculizamos al Cuerpo de Cristo porque los “laicos” no obedecerán el mandamiento de “ustedes, por su parte, ambicionen los mejores dones” (1 Corintios 12:31-NVI). Él es laico y debe de asistir a la iglesia y ayudar a pagar las cuentas. ¿Por qué debe de tomar con seriedad los ministerios y los dones?


No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. (Romanos 12:2-NVI)

Debido a la división destructiva del clérigo y del laico, sólo una pequeñísima parte de los dones y ministerios posibles han estado operando a través de la historia de las iglesias Cristianas.

Sin embargo, el Cuerpo del Libertador Ungido puede crecer sólo por aquello que cada parte provee. ¿Los pastores son las únicas partes o las partes incluyen a cada miembro desde el menor hasta el mayor?

La división entre clérigo y laico debe de llegar a un alto total. Cada miembro del Cuerpo de Cristo desde este momento en adelante debe de tomar con seriedad su llamado, presentar su cuerpo un sacrificio vivo a Dios, y buscar conocer su ministerio; buscar encontrar qué parte debe él o ella proveer para satisfacer al Cuerpo. ¡Quién no haga esto será culpable de haber enterrado su talento!

No debe de haber ningún pero. La cultura Norteamericana nos está robando de nuestro tiempo y esfuerzo –tiempo y esfuerzo que deben de ser dedicados al crecimiento del Cuerpo de Cristo por todo el mundo. Yo sé que tienes que trabajar, y de nada me sirven los flojos religiosos que no quieren trabajar. Pero quizá haya muchas cosas que haces que no son esenciales. Dios quiere que parte de tu tiempo y esfuerzo lo pases en oración, en leer la Biblia, y en asistir a una comunidad de creyentes fervientes (si es que puedes encontrar alguna).

Simplemente debes de tomar con seriedad encontrar tu parte en el Cuerpo de Cristo. Dios está listo para llevar a ese Cuerpo a la madurez en nuestros días y cada parte cuenta. Entierra hoy tu talento bajo la paca Americana y vas rumbo a la oscuridad. Y no doy ni un quinto por toda la habladuría sobre el amor, la piedad, y la misericordia y demás de Dios. Si no comienzas a buscar al Señor vas hacia un sufrimiento increíble. Te lo dice un amigo preocupado.

¿Estás advirtiendo a los pecadores sobre el Infierno? Muy bien. Ahora comienza a prevenir a los creyentes sobre no presentar su cuerpo a Dios, sobre no tomar con seriedad su papel en traer al Cuerpo a la madurez.

Dios nos dio a algunos de nosotros para que fuéramos apóstoles, algunos profetas, algunos maestros, algunos pastores, algunos evangelistas, algunos dones de sanidad, algunos para hacer milagros, algunos la habilidad de hablar idiomas extranjeros, y demás para que podamos estar equipados a través de la impartición del Espíritu a levantar a cada miembro a la unidad de la fe, al conocimiento del Hijo de Dios, a un hombre perfecto, al estándar de maduración que es la plenitud de Cristo.

¿Cuál es tu papel? ¿Cuál es tu don? ¿Cuál es tu ministerio? ¿No lo sabes? ¿Cuánto tiempo vas a esperar antes de preguntarle al Señor qué es lo que debes de hacer?

El Espíritu Santo da ministerio y dones a cada creyente conforme el Espíritu escoge. ¿Qué te ha dado a ti?

Todos estamos sufriendo hasta que levantes tu lado del tronco. ¿Esperas que otras personas lo hagan todo por ti?


Cuando Cristo, que es la vida de ustedes, se manifieste, entonces también ustedes serán manifestados con él en gloria. (Colosenses 3:4-NVI)

La Biblia nos enseña en Colosenses que cuando Cristo quien es nuestra vida se manifieste o aparezca, entonces apareceremos con Él.

Ahora piensa bien sobre esto. Tú vas a aparecer con Cristo ¡Detente y piensa! ¡Tú vas a aparecer con Cristo!

¿Qué vas a hacer cuándo aparezcas con Cristo? ¿Algo significativo?

Todo el Cristo, Cabeza y Cuerpo, es el Siervo del Señor de quien Isaías nos habla. Dios nos invita en Isaías a contemplar a Su Siervo. Pero no había nadie para contemplar en la época de la profecía de Isaías. Hace dos mil años vimos a la Cabeza del Siervo del Señor. El propósito de los dos mil años de la Era de la Iglesia ha sido para crear el Cuerpo del Siervo del Señor. Cuando el Cuerpo del Siervo del Señor haya llegado a la madurez, entonces Cristo, Cabeza y Cuerpo, regresará y gobernará, juzgará, y bendecirá a las naciones de la tierra.

Sobre todo, el Siervo del Señor traerá justicia a las naciones. Si has estado leyendo tu periódico quizá hayas notado que a la gente de las naciones no les ha estado yendo tan bien. ¿No crees que te gustaría hacer algo al respecto además de quejarte?

Éste es mi siervo, a quien sostengo, mi escogido, en quien me deleito; sobre él he puesto mi Espíritu, y llevará justicia a las naciones. (Isaías 42:1-NVI)

Dios sostiene a cada miembro de Cristo –Cabeza y Cuerpo.

Cristo, Cabeza y Cuerpo, es el Siervo del Señor, el Israel de Dios, el Mesías que ha de venir.

Dios se deleita en Su Ungido. Por un Espíritu todos hemos sido bautizados al Cuerpo del Mesías. Dios ha puesto Su Espíritu sobre la Cabeza para que la Cabeza pueda ministrar a los miembros del Cuerpo y hacerlos robles de justicia y rectitud.

Cuando los miembros del Cuerpo hayan sido hechos robles de justicia y rectitud, entonces todo el Mesías regresará y traerá justicia a las naciones de la tierra.

¿Cómo te quedó el ojo?

Santos, esto es de lo que se trata. Dios ama a la gente de las naciones de la tierra. Él dio a Su Hijo por ellos. Ahora Dios está preparando a un gran Libertador, una gran Vid y sus ramas para que todos los puntos de la tierra vean la justicia y adoración de Dios.

Esto es el Reino de Dios. Por esto tú, como miembro de los elegidos, fuiste llamado fuera de este mundo. Has sido escogido para ser la mano de Dios estirada a Su creación.

Te han sido dados por el Espíritu Santo dones y un ministerio. Cada miembro del Cuerpo ha sido así dotado. Tu responsabilidad es ayudar a crecer a los miembros del Cuerpo, incluyéndote a ti, al nivel de Cristo, preparándote para tu aparición con Él. ¿Tiene esto sentido para ti?

Cada miembro del Cuerpo de Cristo en el Cielo y sobre la tierra está contando con que tú hagas tu parte. Cada uno de nosotros sufre cuando no usas las habilidades que el Espíritu te ha dado. Cada uno de nosotros es fortalecido y enaltecido cuando fielmente y diligentemente haces tu papel.


Alza los ojos, mira a tu alrededor: todos se reúnen y acuden a ti. Tus hijos llegan desde lejos; a tus hijas las traen en brazos. (Isaías 60:4-NVI)

Ahora escucha y te diré lo que Dios me mostró en Reykjavik.

Cada persona es un tesoro que vale mucho más que todo el oro en Fort Knox. Cada uno será dado a alguien como su herencia. Todos ellos pertenecen a Cristo y somos coherederos con Él.

Nuestra herencia son las naciones de la tierra. El heredar a una persona es mejor que diez mil cielos. (Quizá te asombres de esto)

Vamos a aparecer con Cristo para poder recibir los miembros de las naciones salvas como nuestra herencia para gobernar, juzgar, sanar, y bendecir. Ellos serán nuestros, bajo Cristo, bajo Dios.

Pídele a Dios y Él te dará las naciones para tu herencia y los lugares más remotos de la tierra para que sean tu posesión.

¿Prefieres leer las tiras cómicas en tu mansión celestial?

Bueno, te diré algo. Te cambió mi mansión y mis tiras cómicas por tu gente. ¿Es un trato? Ahora tienes dos mansiones y ninguna persona. ¿Estás de acuerdo?

Las naciones salvas vendrán a mí trayendo a mis hijos e hijas para que yo los ame. Heredaré la riqueza de la naturaleza de un planeta del cual se ha eliminado toda maldición. Tú sigue en tu mansión y platica sobre quien va a ganar el Súper Tazón.

Véndeme tu primogenitura. Yo te daré todas las lentejas que quieras. El Reino de Dios es Dios en Cristo en los santos gobernando y bendiciendo las naciones salvas de la tierra. Todo lo que Dios ha creado será entregado a los santos victoriosos.

Quizá esto no te parezca mucho en este momento. Tu familia, trabajo y posesiones quizá parezcan tener suprema importancia.

No estoy sugiriendo que ignores a tu familia y tu trabajo. Si haces esto nunca serás bendecido por el Señor. Debes de ser fiel donde estás.

Sin embargo, si eres Cristiano te estoy haciendo notar que tienes una tremenda responsabilidad para la Iglesia y para las naciones de la tierra para averiguar qué es lo que Dios quiere que hagas.

No puedes alimentar a todos los hambrientos. No puedes vestir a todos los desnudos. No puedes ministrar a todas las necesidades espirituales de la humanidad.

Todo lo que Dios pide es que vaya a Él y averigües el papel que debes desempeñar para que llegue la justicia a las naciones. Si te tomas el tiempo para averiguar cual es tu tarea en el esquema completo, tendrás toda la eternidad para reflexionar en el hecho que cuando el Rey te necesitó, pudo confiar en ti para ayudar.

Pero si ignoras tu papel en el Reino atendiendo sólo casualmente a tus responsabilidades Cristianas, vas a enfrentar a un Cristo enojado.

Se nos ha dado mucho en Estados Unidos, y Dios espera mucho de nosotros. El dar rienda suelta a nuestra naturaleza pecaminosa, a la forma Americana de la muerte, es una elección tan tonta que no requiere ser mencionada.

No dejes que se diga de ti que desperdiciaste tu vida en basura. Oh Señor, Tú me has mostrado la gloria de las piedras de fuego. Esto es lo que yo deseo. Ayúdame a alimentar tus ovejas y tus corderos para mostrar mi amor por Ti.

Yo quiero regresarte a Ti mil por ciento de tu inversión.

Prometiste que compartirías el botín con los fuertes. Ayúdame a ser fuerte para poder recibir parte de la tierra y su gente.

Manténme del camino de la muerte, que no sea destruido por cosas materiales, actividades inmorales, o ambición personal. Ayúdame a nunca convertirme en prisionero sin importar cuánto tiempo deba de permanecer en prisión pero siempre tener en mente que un día el calabozo, al día siguiente el trono.

Tuyo es el Reino, el poder, y la gloria. Soy coheredero contigo, un miembro del Cuerpo de Cristo.

Quítame todo ídolo que tenga. En el nombre de Jesús. Amen.

(“La Formacion Del Cuerpo de Cristo”, 4090-1)

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